Podcast El País del Diablo, Episodio 9: El Último Malón

 Podcast El País del Diablo

Episodio 9: El Último Malón

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El País del Diablo es un podcast escrito, realizado y producido por Mazzu en la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, República Argentina.

El 19 de mayo de 1859, para exhumar a los indígenas muertos y heridos que dejó el llamado “Último Malón”, como en un horroroso ritual satánico, nuestra actual plaza Rivadavia fue el escenario de la quema de cerca de 200 cuerpos humanos. Un espectáculo que merece verdaderamente el adjetivo de dantesco, ya que parece salido directamente de las páginas que el poeta florentino dedicara a los nueve anillos del Infierno, y a las penas eternas sufridas por los pecadores que allí son enviados. El olor a carne humana devorada por las llamas aún pervive en la memoria psicogeográfica de la ciudad… aquí, en medio de El País del Diablo.


Bibliografía y fuentes del capítulo sin ningún orden en particular: (Disclaimer: aclaro que no soy académico y tal vez me quedó alguna fuente olvidada; si es así, sepan disculpar y sepan también que no es por mala voluntad de mi parte, sino simple y llana desprolijidad)

 

Calfucurá, La conquista de las Pampas (1956) Álvaro Yunque

La Cautiva, (1837) Esteban Echeverría

Santos Vega, (1872) Hilario Ascasubi

Los últimos malones sobre el país de huecubú, artículo publicado en el número 109 de la Revista Geográfica Americana (1942), Daniel Hammerly Dupuy

En el País del Diablo, (1936) Francisco Pablo De Salvo

El último malón, según testigos presencialesArtículo online de La Nueva






Música utilizada en este episodio (sin ningún orden en particular):

 

El País del Diablo – Los Chimangos (Mazzu y Martín Agharta Díaz) Intro del Programa

Dark Monastery chants / Gothic Litanies – Prometheus Studio

Symphonies Of The Planets (track n°2) – Voyager Recordings

Bombo de Chacarera – Santiago Hernández  

Pewenche Kultxugtun – Aflaiai  

Bombo Legüero – Kiko Freitas

Pista de Malambo – Recpique

Nocturnity  – Night World Drones  

El Alero – Hnos. Ábalos 

Mazurca de las Mazorcas – Tabaré Etcheverri

Malambo Tambo - Zaino

Percusión – Domingo Cura

Fortress / Monastery gothic chants – Prometheus Studio

The Pilgrimage / Monastic litanies from Edenium – Prometheus Studio

La Gran Campana – Los Antiguos

Zapateo y Bombo – Hermanos Combellos – Outro del Programa




Algunas imágenes que ilustran este episodio del podcast:


Ángel Della Valle, La vuelta del malón

En los malones, las vaquerías eran desoladas, sus hombres, asesinados, sus mujeres y niños llevados en cautiverio y sus animales arreados hacia el oeste, a las pampas misteriosas y extensas, refugio de los nómades cazadores.




De un punto, situado a 100 o 200 kilómetros de las poblaciones, partían los indios llamados bomberos, que, erguidos sobre el lomo de sus caballos, servían como espías del malón antes de iniciar el ataque sobre una caravana, finca, población, y eran excelentes conocedores de todos los secretos de las pampas.




Los malones no hicieron más que empeorar la situación de la Fortaleza Protectora Argentina de Bahía Blanca: toda encomienda de víveres y pertrechos enviado por rutas terrestres era interceptada por los maloneros y no llegaba nunca a destino, quedando la ruta marítima como casi única alternativa, una ruta que a veces el Estado no estaba dispuesto a pagar.










Hacia las cuatro de la madrugada del sábado 19 de mayo de 1859, la población de Bahía Blanca despertó por el ruido producido por una inmensa caballada que, lanzada a toda carrera se precipitaba sobre el poblado entrando por las calles Estomba y Zelarrayán. Eran unos dos o tres mil indios, que con sus chillidos característicos produjeron un estado de pánico inenarrable. 


Coronel Nicolás Eusebio Granada

Algunos dicen que la razón del malón fue que Calfucurá había sufrido su primera derrota y quería venganza. En febrero de 1858 el ejército argentino comandado por el Coronel Nicolás Eusebio Granada chocó con Calfucurá y sus mil quinientas lanzas en las nacientes del arroyo Pigüé. El combate duró dos días, y luego de una batalla feroz, las fuerzas indígenas cedieron. Era la primera vez que Calfucurá caía derrotado. Un año después, el Coronel Nicolás Eusebio Granada se asentó por un tiempo en La Fortaleza Protectora Argentina: Granada, de gran trayectoria militar fue un destacado partidario del gobernador Rosas durante las guerras civiles argentinas. Peleó en la batalla de Chascomús, y fue su división la que decidió la victoria. Nicolás Granada había sido el responsable de la caída del cacique huiliche, quien sobre el Coronel y el poblado que ahora lo acobijaba quería desatar su venganza.

Coronel Juan Bautista Charlone

Al llegar los indios donde existía una casa de negocio de propiedad de don Francisco Iturra, la que hicieron abrir e intentaron incendiar, fueron cargados por los guardias nacionales y la Legión Italiana que mandaba el coronel Charlone

Placa conmemorativa colocada en 1999 en calle 19 de Mayo y Zelarrayán, donde se ubicaba el boliche de Iturra


 
Teniente Coronel Antonio Susini

Ante la inactividad del Teniente Coronel José Olegario Orquera, que era el Comandante de la Fortaleza Protectora Argentina, y “se olvidó de bajar los puentes levadizos que permitían salvar el foso”, Hammerly Dupuy otorga el mérito correspondiente a “la oportuna intervención del Teniente Coronel Antonio Susini, quien entonces era el jefe de la Legión Militar compuesta por italianos, y salvó la situación en el momento más crítico”.


Orquera, el Comandante de la Fortaleza Protectora Argentina ordenó que los cerca de doscientos cadáveres fueran apilados en la actual plaza Rivadavia. Una vez dispuesta la mórbida hoguera, ordenó que se encendiera el fuego. 




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